Las alambradas vencidas por la muerte que cae en picada. Un bochorno que parece la antesala a las puertas del infierno. Un sermón que ha quedado suspendido en el aire caliente, plagado de visiones, dirigido a las bancas vacías. ¿Qué queda de los estragos de la fiebre bananera en Macondo? Las ventanas del tren son miradas desde afuera, confiriendo al pueblo la locomoción de cada día sin moverse de su sitio.